jueves, 3 de noviembre de 2011

Final.

Y os preguntaréis ¿por qué empieza por lo que se supone que sería el final? Pues muy sencillo: porque no me gusta nada de lo planeado, tiendo a salirme de los esquemas regidos por la gente, por eso empiezo con este texto.

- Todo acabó, ya - dijo él -. Y afortunadamente parece que aquí hubo un final feliz.
+ No, no hubo un final feliz - dijo Ella. Él la miró con sorpresa.
- ¿Por qué dices eso? Claro que lo hubo. (...) (...) ¿Quieres más motivos aún para que esto sea un final feliz?
+Es que es imposible que haya finales felices,y tú deberías saberlo ya. Fue Amaya quien me lo enseñó.  No hay finales felices, ni tristes. Sencillamente, no hay finales... porque nada acaba.

Y tenía razón.

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